Crea un listado detallado con cada acreedor, monto adeudado, condiciones del crédito (plazo, tasa, forma de pago), y garantías ofrecidas.
Clasifica por tipo: bancaria, comercial, fiscal o laboral.
Salir de deudas empresariales no es una tarea sencilla, pero sí es posible con un enfoque estructurado y realista.
Este blog está diseñado para empresarios y emprendedores que enfrentan dificultades financieras y buscan una guía clara para tomar decisiones.
Aquí exploraremos paso a paso cómo identificar la raíz del problema, evaluar tu situación actual, comunicarte con acreedores, considerar opciones responsables como la refinanciación o la Ley de Insolvencia, y apoyarte en herramientas y asesorías que realmente marcan la diferencia.
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Endeudarse no es en sí un signo de fracaso.
Muchas veces, adquirir obligaciones financieras es parte del crecimiento: para invertir, ampliar operaciones o responder a la estacionalidad del mercado.
Sin embargo, cuando esas deudas superan la capacidad de pago, o se asumen sin una estrategia clara, pueden poner en riesgo la estabilidad del negocio.
Una empresa no se endeuda “de la nada”.
Detrás de los números en rojo casi siempre hay decisiones apresuradas, malas lecturas del contexto o simplemente falta de planeación.
Entender qué lleva a una organización a perder el control de sus finanzas es el primer paso para evitarlo o corregirlo a tiempo. Aquí te explicamos las causas más comunes:
Ignorar una deuda no la desaparece. Al contrario: mientras más se deja pasar, más crece el problema.
No tomar medidas cuando las finanzas empiezan a desbordarse puede llevar a consecuencias graves, tanto legales como operativas.
No puedes resolver lo que no entiendes. Antes de pagar, refinanciar o negociar, es necesario detenerse y evaluar con objetividad la situación financiera actual.
Este diagnóstico no se trata solo de saber cuánto debes, sino de entender tu modelo de ingresos, estructura de costos, obligaciones formales y capacidad real de maniobra.
Es el punto de partida que te permite actuar con estrategia y no con improvisación.
Un diagnóstico financiero bien hecho no solo te muestra el tamaño del problema, también revela tus oportunidades de solución.
Crea un listado detallado con cada acreedor, monto adeudado, condiciones del crédito (plazo, tasa, forma de pago), y garantías ofrecidas.
Clasifica por tipo: bancaria, comercial, fiscal o laboral.
Elabora una proyección mensual de ingresos y egresos reales, considerando escenarios optimistas, conservadores y críticos.
Esto te permitirá anticipar meses de riesgo y planificar acciones con tiempo.
Revisa todos los gastos fijos (arriendos, nómina, servicios, plataformas) y determina qué puede optimizarse.
Evalúa si tu operación es sostenible o si hay procesos que deben rediseñarse o
Identifica tus compromisos con la DIAN, UGPP, Cámara de Comercio u otras entidades.
Los intereses y sanciones pueden ser el mayor riesgo oculto si no tienes claridad de tu situación.
Incluye bienes tangibles e intangibles: inventario, maquinaria, cuentas por cobrar, patentes, software.
Pregúntate qué activos pueden ayudarte a mejorar flujo de caja sin afectar la continuidad operativa.
Negociar con acreedores no es una señal de debilidad, sino una herramienta clave para recuperar la salud financiera.
La forma en la que te acerques a tus acreedores puede marcar la diferencia entre una reestructuración exitosa o la pérdida de relaciones comerciales importantes.
La refinanciación consiste en modificar las condiciones actuales de una deuda existente con el fin de hacerla más manejable.
Ahora, existe un segundo concepto llamado la consolidación financiera. Esta ultima, implica agrupar varias deudas en una sola, generalmente con mejores condiciones.
Ambas herramientas: Refinanciación y La consolidación; son herramientas válidas si se utilizan con responsabilidad.
La refinanciación puede ayudarte a tomar un respiro y reorganizar tu empresa, pero solo funciona si va de la mano con un rediseño financiero y operativo bien pensado.
De lo contrario, es fácil caer en errores como:
Consolidar deudas puede ser una buena estrategia cuando tu empresa tiene varias obligaciones dispersas y te está costando mantener el control.
Agruparlas en un solo crédito, con mejores condiciones, permite simplificar la gestión y mejorar el flujo de caja, siempre que se haga con criterio.
La consolidación puede ser útil si:
Consolidar no es empezar de cero, pero puede ayudarte a retomar el control si va de la mano con una reorganización seria.
La Ley 1116 de 2006 permite a empresas viables pero en crisis reorganizar sus pasivos, proteger su operación y renegociar con sus acreedores bajo la supervisión de la Superintendencia de Sociedades.
Acogerse a la Ley de Insolvencia puede ser una decisión estratégica si tu empresa aún tiene potencial pero necesita tiempo y orden para recuperarse.
Esta ley no solo protege frente a embargos, también crea un marco legal para renegociar deudas y mantener la operación a flote.
Entre sus beneficios más relevantes están:
En resumen: más que frenar, la ley permite reorganizar para seguir.
No todas las empresas pueden acogerse a esta figura. La Ley de Insolvencia está pensada para negocios en crisis, pero con capacidad de recuperación. Es decir, que estén mal, pero no perdidos.
Para aplicar, debes cumplir con estos requisitos:
Si cumples con estas condiciones, puedes iniciar el proceso y buscar una salida antes de que la situación sea irreversible.
Cuando el panorama financiero se complica al punto de no poder cubrir obligaciones básicas, no hay espacio para la improvisación.
Tomar decisiones rápidas y bien pensadas puede marcar la diferencia entre una reestructuración viable y el cierre definitivo del negocio.
Estos son los primeros pasos que deberías considerar:
Si estás enfrentando un momento de crisis financiera en tu empresa, te recomendamos leer esta guía: ¿Cuándo escalar un negocio? Señales financieras que no puedes ignorar, donde explicamos cómo identificar los momentos adecuados para tomar decisiones estratégicas sin poner en riesgo la estabilidad financiera de tu empresa.
Salir de deudas no se logra solo con voluntad.
Requiere una visión clara de tu situación actual, la capacidad de priorizar decisiones clave y una hoja de ruta que alinee tus finanzas con la operatividad de tu empresa.
Un asesor financiero no solo revisa tus números: te ayuda a interpretar lo que significan, detectar los verdaderos cuellos de botella y construir un plan realista para recuperar el equilibrio.
En Marín Ríos Consultores, acompañamos a empresarios que quieren tomar decisiones informadas, proteger su patrimonio y reenfocar su negocio sin improvisaciones.
Implementamos modelos contables, financieros y de control que convierten tus datos en decisiones y tus decisiones en resultados.
Agenda una sesión con nuestro equipo y comencemos a trazar la salida más inteligente para tu empresa.
Preguntas frecuentes
Sí, pero necesitas orden financiero, control de caja y una estrategia clara.
Solo si mejora tus condiciones actuales y hace parte de un plan estructurado.
Puedes perder liquidez, reputación, clientes y eventualmente tu empresa.
No las elimina. Las reestructura bajo condiciones más manejables.
No necesitas ser una empresa para acogerte si cumples los requisitos.
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