Ideal para externalizar toda tu operación contable (registros, conciliaciones, impuestos) y tener menos carga interna y más control financiero.
Elaborar el presupuesto para 2026 es uno de los desafíos empresariales más importantes del año, una tarea que trasciende por mucho el simple ejercicio contable.
En un entorno global y local marcado por la alta volatilidad, la incertidumbre económica y la aceleración del cambio tecnológico, el presupuesto deja de ser un documento estático para convertirse en una brújula estratégica y una herramienta fundamental de competitividad.
Para el próximo año, el presupuesto debe ser una verdadera declaración de la estrategia, la hoja de ruta que permite a una organización navegar aguas turbulentas con orden, foco y resiliencia.
Los métodos tradicionales, como las tablas de Excel rígidas y las proyecciones basadas únicamente en datos históricos, son insuficientes para el contexto actual.
El 2026 exige un enfoque más dinámico y adaptativo, una herramienta viva que conecte los recursos financieros con la visión de la empresa y permita reaccionar con agilidad ante los cambios inesperados del mercado.
La invitación es a vivir el presupuesto del 2026 más que a proyectarlo.
No se trata de adivinar el futuro, sino de prepararse para afrontarlo, priorizando inversiones que generen valor real y asegurando la sostenibilidad del negocio a largo plazo.
El panorama para 2026 en Colombia está compuesto por una serie de ingredientes que generan incertidumbre y añaden una capa de complejidad a cualquier planificación financiera.
Las empresas deben prepararse para un entorno volátil, donde múltiples factores externos impactarán directamente en los costos, el consumo y la estrategia.
Estos son los seis ingredientes clave a considerar:
Variables clave que están moldeando el clima económico de Colombia y que toda empresa debe monitorear.
La fluctuación constante del dólar genera gran incertidumbre, dificultando la proyección de costos en importación y afectando los márgenes de rentabilidad.
Los altos niveles de las tasas encarecen el crédito, impactando los costos de financiación para nuevas inversiones, expansión y la gestión del capital de trabajo.
La incertidumbre general lleva al consumidor a ser más racional y menos emocional, resultando en una mayor restricción del gasto y una evaluación minuciosa del valor.
El ambiente electoral polarizado y la posibilidad de cambios radicales generan profunda incertidumbre en múltiples sectores económicos y planificación.
Evento de alto impacto que crea burbujas de consumo favorables para industrias como televisores y licores, y desfavorables para otras, alterando patrones de gasto.
Variable adicional relacionada con las políticas y directrices del gobierno actual, impactando la confianza y la planificación empresarial a mediano y largo plazo.
⚠️ La clave está en la monitorización y adaptación de la estrategia empresarial.
Antes de proyectar una sola cifra, es fundamental construir una base sólida que conecte la estrategia de la empresa con las realidades del mercado.
El primer paso no es abrir una hoja de cálculo, sino realizar un diagnóstico honesto y definir una dirección clara.
Es crucial evaluar la situación financiera actual, analizando en detalle cómo cerrará el 2025 para tener una «fotografía real» de la situación económica de la empresa.
A partir de ahí, se deben definir objetivos claros y alcanzables para 2026. ¿La meta es aumentar la participación de mercado? ¿Diversificar la oferta de productos y servicios? ¿O tal vez el foco estará en mejorar la rentabilidad?
Estas metas estratégicas son el verdadero punto de partida que dará propósito a los números.
Basar las proyecciones de ingresos únicamente en datos históricos es un error que refleja una mentalidad obsoleta.
El cambio de paradigma es radical: si antes el 90% del presupuesto se basaba en fórmulas estadísticas y solo un 10% correspondía a variables nuevas como productos o competidores, hoy la proporción se ha invertido. El 90% del trabajo debe centrarse en el análisis dinámico y adaptativo del entorno, mientras que los datos históricos son solo un 10% de referencia.
La proyección debe incorporar un análisis profundo de las tendencias del mercado, la estacionalidad y los cambios en el comportamiento del consumidor para anticipar el futuro, no para ser un espejo del pasado.
Para diseñar un presupuesto robusto, es indispensable clasificar y diferenciar los gastos de la empresa.
Los costos fijos son aquellos que se mantienen estables independientemente del nivel de ventas, como la renta de la oficina, la nómina administrativa o los seguros.
Por otro lado, los costos variables fluctúan en función de la actividad comercial, como los insumos para la producción, las comisiones por ventas o la inversión en publicidad.
Esta clasificación es clave porque permite calcular el umbral mínimo de rentabilidad (punto de equilibrio) y diseñar escenarios realistas para optimizar recursos y escalar con eficiencia, sabiendo qué palancas mover cuando las ventas suben o bajan.
En un entorno definido por la volatilidad, el presupuesto no puede ser un documento labrado en piedra.
La clave para 2026 es la «inteligencia adaptativa», un enfoque que transforma la planificación financiera en una herramienta dinámica y resiliente.
El antiguo método de contemplar tres escenarios fijos (optimista, pesimista y realista) ha quedado obsoleto.
Hoy, la propuesta es evolucionar hacia una matriz dinámica. Esta matriz debe concebirse como un ser vivo, no como una foto estática. Funciona sobre dos ejes principales:
Una herramienta esencial que se **adapta** a la realidad de tu negocio, no al revés.
La principal característica de esta matriz es su capacidad para **mutar**. No es un presupuesto rígido, sino una herramienta viva que reacciona a los cambios del mercado o internos. Su objetivo es mantener la rentabilidad.
Cambio constante, Adaptación inteligente.
Aquí se detalla tu objetivo de ingresos, desglosado estratégicamente:
**Ejemplo:** ¿Ventas esperadas en "Región Norte" o "Canal E-commerce"?
El control de tus egresos, estructurado de la misma manera que las ventas:
**Ejemplo:** Comisiones de venta por "Región Norte" o costos de logística para "Canal E-commerce".
Si las ventas en una región específica caen un 15%, la matriz **identifica inmediatamente** qué gastos variables asociados a esa región (ej. comisiones, publicidad local) pueden reducirse en una proporción similar.
Resultado: Margen Protegido a través de una acción de ajuste controlada.
Si las ventas se disparan en un canal, la matriz te ayuda a tomar decisiones **controladas** sobre cuándo y cómo incrementar gastos variables (ej. más personal, mayor inventario, publicidad) para sostener el crecimiento.
Resultado: Crecimiento Sostenible sin comprometer la rentabilidad global.
💡 La matriz no solo te informa, te permite **reaccionar proactivamente** y tomar decisiones basadas en datos para mantener la salud financiera de tu negocio.
La verdadera fuerza de un presupuesto no está en su proyección inicial, sino en su seguimiento y ejecución.
Es fundamental realizar evaluaciones periódicas, ya sean bimensuales o trimestrales, para ajustar el rumbo. Sin embargo, es crucial que estos ajustes se basen en variables externas que impactan el mercado, como cambios en la competencia, nuevas regulaciones o fluctuaciones económicas.
No se debe caer en el facilismo de bajar la meta por problemas internos de la organización, como una alta rotación de personal o una baja productividad.
La invitación es a «vivir el presupuesto» día a día, más que simplemente proyectarlo una vez al año.
Para presupuestar el impacto de eventos atípicos como el mundial, las empresas deben recurrir a los datos históricos.
Se recomienda analizar qué ocurrió hace 4 años en escenarios similares para identificar correlaciones.
Aunque los contextos nunca son idénticos (la polarización política puede ser mayor o los horarios del mundial diferentes), este análisis ofrece una base para proyectar posibles efectos.
Por ejemplo, el impacto del Mundial es muy diferente según la industria:
Un presupuesto no es solo un conjunto de cifras; es una herramienta que impacta directamente en las personas.
La «gestión emocional del presupuesto» es un factor a menudo ignorado pero absolutamente crucial para su éxito.
La siguiente idea resume la importancia del factor humano: «Un presupuesto sin propósito es presión, es destrucción, es estrés. Un presupuesto con propósito es motivación, inspira a llegar a él».
Cuando un presupuesto se impone desde arriba sin contexto ni visión compartida, se convierte en una fuente de presión y desmotivación.
Para que sea efectivo, debe ser un compromiso colectivo.
El lenguaje dentro de la organización debe cambiar de «me pusieron un presupuesto» a «nuestro presupuesto es este».
Esto solo se logra cuando las cifras están alineadas con una estrategia clara y un propósito que inspire al equipo a trabajar en conjunto para alcanzarlo.
Una de las peores prácticas es la de los gerentes que «inflan» las cifras de cara a sus equipos para tener un «colchón».
Esta táctica, aparentemente astuta, es destructiva.
Imaginen la escena: al final del periodo, el gerente comercial está «sacando pecho», muy motivado porque se ganó el premio por cumplimiento, mientras el resto del equipo está desmotivado porque nunca cumplió.
El colchón queda al descubierto, y queda claro que solo el líder alcanzó la meta «real».
¿Qué sentido tiene esto?
Esta práctica rompe la confianza, erosiona la moral y demuestra una falta de liderazgo.
La transparencia total es el único camino para construir un compromiso genuino.
Más allá de ser una declaración de estrategia, el presupuesto es una declaración de confianza en la capacidad del equipo.
Un gerente no puede asignar una cifra si no confía genuinamente en que su equipo tiene las herramientas y el talento para lograrla. Y si el equipo no ve el camino, es labor del líder mostrárselo.
El presupuesto se convierte así en un pacto de confianza mutua, donde la dirección confía en la ejecución del equipo, y el equipo confía en que la estrategia diseñada es la correcta para alcanzar los objetivos.
Ver el presupuesto únicamente como una restricción es un error.
En realidad, es una oportunidad para decidir dónde asignar los recursos con el mayor impacto posible y asegurar el crecimiento sostenible, incluso en años de austeridad.
La inversión inteligente consiste en asignar cada peso con una visión clara de impulsar la productividad, la innovación y el crecimiento.
En lugar de recortar gastos de manera indiscriminada, se trata de priorizar aquellas áreas que generarán un mayor retorno.
Ejemplos claros de inversión inteligente incluyen la adopción de tecnología para automatizar procesos manuales, la capacitación del equipo para mejorar sus habilidades y eficiencia, o la inversión en marketing digital para atraer nuevos clientes y abrir nuevos canales de venta.
En el contexto de 2026, la inversión en Inteligencia Artificial para optimizar procesos y reducir costos ha dejado de ser un lujo o un gasto opcional.
Se ha convertido en un gasto fijo y obligado para la supervivencia y competitividad de la compañía. Así como en su momento la calidad total o la innovación se volvieron rubros que no se recortaban porque de ellos dependía el futuro del negocio, hoy la IA ocupa ese lugar.
Las empresas que decidan integrar IA en sus procesos, serán más eficientes y ágiles, lo que hará que la no inversión en IA sea, a la larga, mucho más costosa.
la construcción de un presupuesto exitoso para 2026 se basa en un cambio de mentalidad y la adopción de prácticas ágiles y estratégicas.
Estas son las cinco claves fundamentales:
1. Anticipar, revisar y ajustar: La planificación ha dejado de ser un evento anual. Es un proceso continuo de monitoreo y ajuste que permite a la empresa reaccionar a tiempo ante los cambios del mercado.
2. Presupuestar viviendo el momento: Ser ágil significa tomar decisiones basadas en las condiciones reales del presente, no en proyecciones rígidas del pasado. El presupuesto debe adaptarse a lo que sucede mes a mes.
3. Cumplir juntos: Fomentar un compromiso colectivo y transparente con las metas es esencial. El presupuesto debe ser una herramienta de equipo, no una imposición directiva.
4. Un presupuesto con propósito emocional: Alinear las cifras con la motivación, la confianza y la visión de la empresa transforma el presupuesto de una fuente de estrés a un motor de inspiración.
5. Un presupuesto con amortiguador: Incorporar flexibilidad financiera (provisiones o un «colchón») es indispensable para absorber los inevitables altibajos que traerá el año.
Navegar la incertidumbre de 2026 exige, más que nunca, una claridad financiera impecable.
La complejidad de una matriz dinámica, la necesidad de un control de gastos riguroso y la toma de decisiones basada en datos precisos requieren un soporte contable y financiero de primer nivel.
Para muchas pymes, intentar gestionar esta complejidad internamente puede desviar el foco de su negocio principal y generar riesgos innecesarios.
Es aquí en donde pensar en el Outsourcing Contable marca la diferencia.
Externalizar la gestión contable y financiera permite a las empresas concentrarse en crecer, mientras un equipo de expertos garantiza el orden, el control y el cumplimiento normativo.
En Marín Ríos Consultores Ofrecemos soluciones diseñadas para los desafíos que hemos descrito:
Ideal para externalizar toda tu operación contable (registros, conciliaciones, impuestos) y tener menos carga interna y más control financiero.
El servicio perfecto para tomar decisiones basadas en datos, analizando finanzas, rentabilidad y flujo de caja, exactamente lo que requiere la gestión de una matriz dinámica de presupuesto.
Para asegurar el cumplimiento legal y proteger a la empresa frente a riesgos fiscales y normativos, algo crucial en un año electoral y de posibles cambios regulatorios.
Una de las figuras clave para garantizar el cumplimiento y la transparencia, especialmente en un entorno normativo cambiante, es el Revisor Fiscal.
Si quieres profundizar en el rol y las responsabilidades que este profesional tiene en Colombia y cómo puede proteger tu negocio, te invitamos a leer nuestro artículo detallado sobre las funciones del revisor fiscal en Colombia.
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